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Los Islámicos no son Vikingos - Ritual del entierro - TicoVisión | ||||||||||||||||
Publicado en 04/05/11 a 20:43:27 GMT-06:00 Por Administrador | ||||||||||||||||
Los Islámicos deben purificar (lavar su cuerpo), llevar un sudario antes de la envoltura y amarre de sábanas y deben sepultarse en la tierra con la cabeza hacia la Meca. 04 de mayo de 2011 | TicoVisión | Redacción - | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento Los Islámicos no son Vikingos - Ritual del entierro Islámico
El momento de la muerte (Óbito). En el momento inmediatamente posterior al óbito (o sea el último suspiro, que es cuando el alma abandona al cuerpo), después de pasados los primeros minutos de dolor por parte de los presentes, alguien de sus allegados deberá subir la mandíbula del fallecido, luego pasar la mano de arriba hacia abajo sobre sus ojos para cerrar sus párpados, y cubrir el cadáver con una prenda o trozo de tela. Informar de su muerte Anunciarla lo más rápido posible de acuerdo a las formas y circunstancias del medio en que se vive, a través de diarios, radios o simplemente por medio de los miembros de la comunidad. Además, comunicar la muerte de manera oficial a las autoridades competentes para así preservar los derechos del fallecido y de sus herederos. Es necesario conocer si el fallecido habría comunicado sus últimos deseos a su cónyuge o a sus hijos o a cualquier otra persona de su conocimiento, referente a su entierro o a cualquier otra diligencia a realizar. Todo tipo de deseo factible de cumplir no estando en contra de los principios islámicos, deberá intentar realizarse, por ejemplo ser enterrado al lado de sus parientes, si ellos están inhumados en el cementerio de la ciudad donde este murió. Trasladar el féretro hasta otra ciudad, va en contra de nuestros preceptos, por lo tanto es aconsejable enterrar a un musulmán en el cementerio de la localidad donde murió. Hacer de su tumba un monumento tampoco es aprobado, ni construir una mezquita o algo fastuoso sobre ella. Preparativos para el entierro Obtenido el certificado de defunción y el permiso de inhumación, se procederá a preparar al fallecido según el ritual islámico, que consiste en:
La ablución funeral (Gusul). Bañar al fallecido (purificar su cuerpo para ser digno de llegar don Alá -Dios-) antes de proceder a amortajarlo y enterrarlo es un precepto islámico, y el realizarlo es una obligación de la comunidad (Fard Kifaia), es decir, si alguien de la comunidad lo cumple, el resto quedará exento. El objetivo del baño es hacerlo presentable ante aquellos que lo despedirán. No obstante, siendo un hecho ritual, tendrá que seguir las reglas islámicas que se enumeran a continuación. ¿Quién deberá ocuparse del bañado? Es preferible que la comunidad musulmana tenga su funeraria propia, así pues, encomendar el proceso del entierro a una entidad conocedora de las reglas del bañado, del amortajamiento, y del entierro, evita las iniciativas inadecuadas e inoportunas. No obstante, dada la simplicidad de la tarea, cualquier musulmán puede hacerse cargo del funeral, siempre y cuando reúna las siguientes condiciones:
Si esta persona es de los familiares más cercanos tendrá prioridad sobre los demás. En todo caso quien baña a un difunto será bien remunerado por Dios. Así el Profeta Muhammad dijo: "Quién bañe a un difunto y guarde sus secretos, Dios le perdonará y bendecirá". ¿Cómo se realiza el baño ritual? Es preferible que la persona encargada de la ablución fúnebre, se haya hecho una ablución previa, así estará física y psíquicamente en condiciones de realizar el baño. Se comienza diciendo: Bismillah Ua'Alá Millati Rasulillah (En el nombre de Dios, y acorde a las enseñanzas de Su Mensajero). Luego se cubrirá el cadáver con una prenda o trozo de tela y se lo despojará de sus ropas. Durante todo el proceso del lavado, quién bañe, procurará no dejar al descubierto ninguna parte del cadáver, si no fuese necesario, para cumplir con la tarea. El baño consiste en duchar y limpiar el cadáver, hacerle la ablución menor (Udú) y secarlo con una toalla limpia. Se procede al baño propiamente dicho, comenzando con una presión con las palmas de las manos (enguantadas) sobre el estómago del fallecido, para provocar la evacuación de los excrementos retenidos en el último tramo del intestino. Se limpia la zona con agua y jabón, luego se limpia todo el cuerpo (con agua y jabón) como en cualquier baño. Se podrá repetir este procedimiento tantas veces sea necesario, para la buena limpieza. Luego se procede al Udú - ablución normal - (es la ablución que se realiza antes de las oraciones), pero sin necesidad de enjuagar la boca ni la nariz. Por último se ducha el cadáver con agua de arriba hacia abajo, comenzando con dejar escurrir abundante agua sobre la cabeza, luego sobre el lado derecho del cuerpo y por último sobre el lado izquierdo. Se seca el cuerpo, se peina el cabello y se perfuman ambos. ¿Cómo hacer ante la imposibilidad de bañar al difunto? En caso de falta de agua, o si se temiera destrozar aún más el cuerpo del difunto en caso de grandes quemaduras o accidentes o, en ausencia del cónyuge del fallecido y de otra persona de su sexo, entonces se recurre al "Taiammum" (mundificación alternativa, o ablución seca), es decir, quién baña pondrá sus manos (palma abajo) sobre cualquier superficie seca, preferentemente suelo arenoso, tierra o simplemente sobre una alfombra o algo similar y las frotará sobre la cara y las manos del fallecido. Por último, puede darse el caso de no encontrarse más que una parte del cuerpo del fallecido (un brazo o parte de algún miembro), por ejemplo: en el caso de explosiones, terremotos, bombardeos, etc. Si esto sucede, se le dará el mismo tratamiento del cadáver normal. El amortajamiento. Recordemos que amortajar a un musulmán es Fard Kifaia (deber de la comunidad). Quien lo realiza exime al resto de hacerlo. La mortaja es simplemente una prenda o trozo de tela de extensión suficiente para envolver todo el cadáver, preferentemente de color blanco. La Tradición Profética, recomienda utilizar tres paños blancos (sudarios), uno tras otro, para el hombre y, dos paños más tres elementos complementarios para la mujer (que veremos más adelante). Pero advierte contra el encarecimiento y la ornamentación. Estos paños, además de ser nuevos, serán de tela normal y corriente (no serán de seda ni cualquier otro tejido costoso). ¿Cómo deberá amortajarse a un hombre?
Completado esto, se perfuman los sudarios. ¿Cómo debe ser el amortajamiento de una mujer? Recordemos que deberán usarse, en la medida de lo posible, cinco elementos, para el caso de una mujer, que están compuestos por:
Terminada la tarea, se deposita el cadáver dentro de un féretro, para facilitar su traslado hasta el cementerio. Es aconsejable que el ataúd sea simple, con el fin de no agobiar a los familiares del fallecido con gastos innecesarios, y al mismo tiempo, sea lo suficientemente fuerte para ser reutilizado con otros fallecidos. Estando en países no islámicos, donde existen normas y legislaciones que obligan a mantener el cadáver 24 horas antes de sepultarlo (por ejemplo, en Argentina), no es impedimento aprovechar la ocasión para escuchar un sermón, o un comentario que nos haga recordar sobre los deberes ante Allah y ante el prójimo. Tampoco es desaconsejable leer o escuchar la recitación del Sagrado Corán. Es decir, aprovechar el tiempo comprendido entre el amortajamiento y el entierro, (si bien no es ningún precepto ni tradición islámica, simplemente es llenar un tiempo obligado con algo útil) en lugar de dar rienda suelta a bullicios o conversaciones impropias del momento. Nota: en el caso de muertes a raíz de grandes catástrofes, epidemias, etc. y no disponerse de sudarios suficientes, se amortajarán dos o más muertos con un solo sudario y se podrán también enterrar en una misma tumba. Tal como lo ocurrido con los creyentes caídos en la batalla de Uhud -Allah se complazca de ellos-. Antes de finalizar, advertimos sobre el uso de velas o cirios alrededor del cadáver, ya que esto no es costumbre islámica. La plegaria fúnebre. Se define la plegaria fúnebre como un FARD KIFAIA "deber colectivo" hecho por algunos, quedando los demás miembros de la comunidad exentos. La misma consiste en los siguientes pasos sucesivos:
La manera de realizar esta plegaria es muy peculiar, se hace de pie (calzado, si no se estuviese en un piso alfombrado), sin Ruku’ (inclinación) ni Suyud (posternación). Puede realizarse en una mezquita, en un salón, o bien en el solar del cementerio (dedicado a la oración funeraria o Musalla) o en su defecto, en cualquier lugar antes de proceder al entierro, e incluso después de éste, si por algún motivo no se hubiere podido realizar la plegaria. ¿Cómo se realiza la "Salat Ul Yanaza"? Se coloca el féretro en el suelo, en sentido perpendicular a la Qibla (dirección hacia la Meca) y el Imám (o quien oficie de guía religioso), se sitúa detrás del féretro (preferiblemente detrás de la cabeza del difunto si es varón o detrás de la parte media del cuerpo, si es mujer). Ver figura: Los demás se ponen de pie, en hileras detrás del Imám. La condición exigible es que todos los que hagan esta oración deberán tener la ablución, (como se realiza para las oraciones tradicionales). En caso de no tenerla hecha, y que el tiempo apremie para hacerla, entonces se sustituye por el TAIAMMUM (ablución alternativa, explicada anteriormente). El Taiammum es válido, tanto para la ablución mayor como para la menor. Cumplidos estos requisitos indispensables, y:
Luego el Imám finaliza la plegaria con At Taslima de Clausura (Assalamu ‘Aleikum ua Rahmatullah) girando su cabeza hacia la derecha, o bien hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Quien haya perdido parte de la plegaria fúnebre, podrá seguir al Imám en lo que resta de la misma, y cuando el Imám finaliza, el participante completará las Takbiras no realizadas, es decir al final debe completar las cuatro Takbiras. En caso de temerse por falta de tiempo, y que el féretro sea trasladado antes de recuperarse la Takbira faltante, no será necesario completarla siendo suficiente lo realizado hasta el momento, es decir, se termina la plegaria con el Imám. El cortejo fúnebre. (Tashií al Yanaza). El cortejo fúnebre es una manifestación de despedida digna a un miembro de la comunidad islámica, cualquier cortejo fúnebre sea de un musulmán o de cualquier seguidor de otra religión, es digno de rendir homenaje ante su desaparición. Algunos Compañeros del Profeta se ponían de pie y guardaban silencio, al pasar un cortejo delante de ellos, fuese o no un musulmán. Es recomendable acompañar al difunto hasta que sea enterrado y rezar por su alma. Es digno de quienes acompañan al cortejo hacer un examen de conciencia ante el significado de la muerte y el destino final de todo ser viviente. Deberán recordar que algún día ellos serán los trasladados y rendirán cuentas de su obra en este mundo ante Allah -Subhanahu ua Ta‘ala- Traslado del féretro. El traslado de los restos de un fallecido de una ciudad a otra es un hecho reprobable. El traslado debe efectuarse cuanto antes hacia la mezquita, la funeraria o hacia el cementerio donde se realizará la oración fúnebre. La inhumación. El suelo o tierra del cementerio es la morada natural de nuestros fallecidos. En la tierra se completa el ciclo vital del hombre, al que el Corán cita en el versículo 20/55: "De ella (LA TIERRA) os creamos, a ella os retornaremos y de ella os haremos surgir otra vez". La incineración del cadáver no es aprobada por ninguna escuela jurídica islámica. Las bóvedas, mezquitas-tumbas, tumbas monumentales, son desaprobadas en el Islam. Asimismo, enterrar a un musulmán con ataúd o con elementos de valor es reprobable. La filosofía que hay detrás de todas las limitaciones mencionadas anteriormente, evidencia que el Islam nos orienta siempre hacia lo práctico y útil, y que los recursos de la tierra deberán ser destinados al bien común, es decir a los vivos, a los que la necesitan para seguir en el camino de la supervivencia. Todo gasto innecesario para los muertos perjudica a los vivos. Cada palmo de tierra dedicado innecesariamente a un muerto perjudica a los vivos. Donde encontraríamos un lugar en la tierra para vivir, si hubiésemos hecho de la superficie de la tierra un bosque de tumbas monumentales. La tumba para los musulmanes es una morada funcional, en ella se protege al cadáver de toda agresión externa, hasta que sea absorbido por la misma tierra. Modo de efectuar la inhumación. Trasladado hasta el borde de la tumba, se retira del ataúd el cadáver amortajado y se procede al entierro propiamente dicho. La tumba será abierta en sentido perpendicular a la Qibla, con una profundidad suficiente para proteger al cuerpo de cualquier intento de profanación o exhumación criminal. Ver figura: La excavación deberá tener por lo menos una profundidad de 1,45 metros, y un ancho y largo lo suficiente para que el cadáver quede extendido horizontalmente e inclinado levemente, sobre la pared más cercana a la Qibla. Esta es la forma tradicional y más utilizada en Occidente (figura a). También se puede realizar un corte (Shaq) longitudinal en el fondo de la tumba sobre la pared más cercana a la Qibla, según muestra la figura b, tal como lo realizado en la tumba del Profeta Muhammad debiéndose reforzar estas paredes para evitar su derrumbe. Retirado el cadáver del ataúd y recogido por uno o dos hombres que hayan bajado previamente en ella, se introduce en la tumba o en la hendidura, de la forma más conveniente, haciendo que su cabeza quede inclinada a la derecha mirando hacia la Qibla. Luego de depositarlo, se soltarán los nudos de las cintas que ataban los sudarios, especialmente los que están a la altura de los pies. Quien oriente el cadáver en ese momento, es aconsejable que exprese BISMILLAH UA ‘ALA MILLATI RASULILLAH (En el nombre de Dios y acorde a las enseñanzas de su Mensajero). Luego, se procede a tapar o cerrar con piedras o ladrillo. Se vierte la tierra hasta un palmo sobre el nivel del suelo del cementerio. Poner una lápida sobre la tumba no es reprobable si el propósito es marcar el lugar de la misma. Es preferible que las personas encargadas de depositar el cadáver en la tumba sean los amigos o familiares del fallecido. Una vez finalizado el entierro se hace súplica por el difunto y por todos los difuntos de los presentes. Es preferible que uno de los hijos anunciare la disposición de responder ante cualquier deuda documentada que su padre haya contraído en vida. Luego se dispone junto con sus familiares más inmediatos a recibir el pésame de los asistentes (antes de salir del cementerio). |
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