Rosales indicó que es fundamental incorporar el concepto de equidad de género y reducción de riesgo como oportunidad para el cambio social, imperativo para la asistencia y el planeamiento de una equitativa recuperación.

Aseguró que las organizaciones comunitarias de mujeres pueden participar en el desarrollo de sus propios planes de preparación y mitigación, junto con los varones de la comunidad.

También hizo énfasis en que es necesario reconocer que las mujeres no son víctimas pasivas de los desastres, sino sobrevivientes, cuya participación, como líderes y negociadoras, resulta fundamental en todas las fases de la gestión integral del riesgo.

Por su parte, Yolanda Delgado, directora de Áreas Estratégicas del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU) se refirió a la necesidad de eliminar los obstáculos para la plena participación de las mujeres en el desarrollo sostenible y en la vida pública.

Dijo que en situaciones de emergencia, la primera opción a la que acuden las personas es la red familiar y de amistades.

Por su parte, Ana Cambronero, líder de la agrupación que familias de afectados por el terremoto de Cinchona, contó a los participantes el enorme esfuerzo de pasar de la tragedia, del dolor de perder a sus familiares y a su pueblo a una “bendición” como ella lo llama.

Hoy están viviendo en sus casas, pero antes han tenido que enfrentar una tragedia, organizarse y trabajar, todos juntos, por un fin común.

Los resultados del taller están asociados a mejorar la coordinación entre los diferentes sectores y plasmar formalmente la incorporación de los compromisos del Plan en los ejercicios de la planificación de cada institución.

Durante las sesiones de hoy y mañana, los participantes deberán identificar los compromisos, delimitar las responsabilidades y las relaciones entre las instituciones, los mecanismos de control y seguimiento y definir claramente las necesidades de asesoramiento y formación.