El estudio, que abarcó las poblaciones de varios territorios de China, Asia del Sur, América del Sur y América del Norte, se centró en la investigación de los impactos que se notaron en todo el esqueleto, y no en partes particulares del organismo humano, para recibir una imagen íntegra de la salud de los individuos. Asimismo, tuvieron en cuenta marcadores como la estatura de personas adultas, las cavidades y abscesos dentales, la densidad ósea y las fracturas, entre otros.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que los humanos en todas estas zonas desarrollaron deficiencias nutritivas debido a la dependencia de cultivos particulares. Al mismo tiempo, la densidad de la población en los asentamientos provocó el aumento de las enfermedades infecciosas, potenciado también por la presencia de animales domésticos y otros factores nuevos para la civilización.

Con el tiempo esta tendencia cambió y la estatura promedio, al igual que la salud de las personas en la mayor parte de la población humana, empezó a crecer, especialmente en los últimos 75 años en los países desarrollados.

El coautor del estudio, George Armelagos, comentó citado por Science20.com, que la idea de que la producción de alimentos es beneficiosa no es totalmente correcta, resulta que la situación es más compleja. Los humanos pagaron un alto precio biológico por la agricultura, especialmente en lo que se refiere a la variedad de nutrientes.

Los científicos indican que futuras investigaciones en este ámbito pueden aportar más datos sobre la posible vinculación entre las prácticas agrícolas y la decadencia de la estatura y de la salud. Al mismo tiempo, el cómo se adaptó el cuerpo humano a los cambios producidos en el medio ambiente ayudaría a los investigadores a entender mejor los cambios que nuestros organismos están experimentando hoy en día.