Publicado en 09/08/11 a 05:57:31 GMT-06:00 Por Administrador
Científicos británicos y estadounidenses informaron sobre su trabajo con fósiles de organismos marinos, pertenecientes al reino protista, llamados foraminíferas.
La inestabilidad del clima, que reinaba en la Tierra hace 2-3 millones de años, podría haber favorecido la evolución del Homo sapiens. Los ancestros de los hombres modernos se vieron obligados a acostumbrarse a las condiciones que iban cambiando constantemente.
En un artículo, publicado en la revista 'Journal of Archaeological Science', científicos británicos y estadounidenses informaron sobre su trabajo con fósiles de organismos marinos, pertenecientes al reino protista, llamados foraminíferas. Sus conchas acumulan diferentes cantidades de los isótopos pesados y ligeros del oxígeno, de acuerdo con la temperatura del medio ambiente.
Durante los períodos de la glaciación, las conchas de las foraminíferas acumulan más el isótopo más pesado, el Oxígeno-18. El análisis de la concentración de los isótopos en las conchas, permitió a los investigadores descubrir, que cerca de 5 millones de años atrás la temperatura promedio de la Tierra experimentó por lo menos tres cambios bruscos.
Pero fueron las fluctuaciones rápidas y cortas del clima, por las que las condiciones en la Tierra se caracterizaban en el período entre 3 y 2 millones de años atrás, fueron las que ayudaron al hombre a desarrollar la adaptabilidad. Y esto, opinan los científicos, es lo que diferencia al género humano de muchos otros.
En particular, según explicó el coautor del estudio, Matt Grove de la Universidad de Liverpool, Reino Unido, como resultado nuestro “antecesor”, el Homo erectus (que apareció en África hace unos 1,8 millones de años) se vio armado con unas potentes herramientas para la supervivencia, como los dientes aptos para la dieta generalizada y un cerebro grande.
Gerardo Barboza, M.Ed.
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