En el año 2006 la Sala Constitucional solicita a la Asamblea Legislativa legislar con respecto al reconocimiento de las parejas conformadas por personas del mismo sexo,  desde entonces se han dado diferentes situaciones, desde lo risible hasta lo impensable.

El baile entre Uniones de Hecho, Uniones Civiles, Matrimonio y Sociedades de Convivencia han estado en la palestra de diferentes grupos, por un lado, las poblaciones beneficiarias, por otro lado, los fundamentalistas desgarrándose las vestiduras y en el centro los padres y madres de la patria, algunos preocupados por su rédito político, o sea, que tan populares o impopulares podrían ser al apoyar o no estas iniciativas, sobre todo ahora que se dan privilegios a algunos políticos/as colocándoles a la derecha del Padre. Lo interesante de esto es que algunos, por ignorancia o por conveniencia, siguen llamando “matrimonio entre personas del mismo sexo”, cuando ninguno de los tres proyectos se refiere a dicho punto.

Popularmente el término “vivir juntados” no es nuevo para los costarricenses,  la legislación nacional lo tradujo como “UNIONES DE HECHO” dentro de nuestro marco legal desde el siglo pasado, con el agravante que este es exclusivo para hombre y mujer, ahora, lo que pretenden hacer los proyectos 16.182 y el 17.844 es eliminar el agravante y ampliarlo a dos personas con