Dentro del marco de la lucha contra el narcotráfico y el objetivo de lograr recuperar la soberanía estatal sobre la totalidad de la Ciudad de Rio de Janeiro las autoridades brasileñas, como si se tratara de una guerra contra un enemigo extranjero, han invadido la más representativa de las favelas cariocas: La Rocinha.

Este asentamiento de 800.000 metros cuadrados y 56.000 habitantes se encuentra ubicado a escasos metros de Sao Conrado y Gavea, dos de los barrios más exclusivos de la ciudad. Esta privilegiada ubicación transformaba a Rocinha en un inmejorable punto para que los traficantes, quienes controlan de facto las favelas, pudieran enriquecerse en base a la comercialización de sustancias prohibidas en las más costosas áreas de la Zona Sur Carioca.

El poder que lograron construir los jefes narcos en estos precarios asentamientos los transformaron en una suerte de “Gobernadores” o “Reyes” puertas adentro de las favelas. Las