senos a la vista, mientras algunos partidarios intentaban darle apoyo buscando el modo de tocarla.

Staller, nacida en Budapest el 26 de noviembre de 1951 e hija de un funcionario del ministerio del Interior de la Hungría comunista, llegó a Italia cuando tenía 20 años.

    Un encuentro casual con Riccardo Schicchi, el rey del porno italiano, le cambió la vida: a fines de los 70 la lanzó como estrella erótica por su especial amalgama entre candor infantil y diosa del sexo hardcore.

    Con su vestidito blanco y su corona de flores sobre el cabello, Cicciolina se convirtió en el ícono de la transgresión: fue suyo el primer seno desnudo que se vio en transmisión televisiva en directo en Italia, en la RAI (radio y televisión pública), en 1978.

    La idea de ingresar a la política le rondaba desde 1979 cuando se había presentado en una "Lista del Sole", que fue un completo fracaso.

    Pero en 1987 el pícaro líder Marco Pannella del Partido Radical, que pretendía enriquecer su lista con "candidatos impactantes", no dudó en ofrecerle un puesto a la diva porno húngara.

    Así, a bordo de un cabriolet roja, Staller empezó a recorrer las plazas de ciudades y pequeños pueblos. Pero en el mundo político más de uno fruncía la nariz de desagrado.

    Emanuele Macaluso, entonces dirigente del Partido Comunista Italiano (PCI), había escrito una indignada columna en L'Unitá (el diario del PCI) en que acusaba a Cicciolina de recolectar votos "regalando besos y mostrando las tetas".

    Sus fotos en el salón de Montecitorio, enfundada en vestidos y trajes ajustados, pronto dieron la vuelta al mundo. La "honorable diputada-pornodiva" alimentaba los juicios despectivos hacia Italia, lo que preocupaba a gran parte del mundo político.

    Sin embargo, como parlamentaria se ocupó de temas concretos: lograr la prohibición de la cría de animales para el uso de su piel en la industria textil, la eliminación de la censura y la creación de "parques del amor" (lugares públicos para mantener sexo casual).

JMG