por costarricenses, sino también por hermanos nicaragüenses que han encontrado trabajo en esas comunidades. Costa Rica, antes de las presiones constantes de Nicaragua, y principalmente durante el régimen orteguista, accedía a esas comunidades navegando por el río.

Esta carretera forma parte de un ambicioso proyecto de 4 mil millones de colones para construir 330 kilómetros de caminos y carreteras (160 km. De carretera paralela al San Juan),  que Costa Rica tuvo que plantearse con carácter de ‘’urgencia’’ y ‘’decretar’’ como una ‘’emergencia nacional’’ durante el mes de junio del 2011, ante la intransigencia nicaragüense para poder navegar hacia esas comunidades antes mencionadas.

En conversaciones con el Biólogo don Gino Biamonte Castro, Presidente de la ‘’Asociación Preservacionista de Flora y Fauna’’ (APREFLOFAS), constaté (pues ya teníamos conocimiento in situ) que el 90% del trayecto de la paralela al San Juan, se construye sobre llanuras, tierras de siembra, pasto y ganado, únicamente el 10% pasa por zona boscosa secundaria (no bosque primario), y ante el cual el Consejo Nacional de Vialidad (CONAVI), se ha comprometido a respetar al máximo realizando las curvas y rodeos que sean necesarios. No obstante APREFLOFAS (según me decía el señor Biamonte Castro), así como otras organizaciones ambientalistas, estarán vigilantes hasta el final de la obra, en aras de no permitir ningún maltrato a la ‘’Flora y Fauna’’.

Si Nicaragua aprendiera a vivir en paz con sus vecinos, Costa Rica no se hubiera visto forzada a realizar esta inversión, que dicho sea de paso, no era el momento adecuado para realizarla debido a la crisis económica mundial que nos golpea.

Si Nicaragua aprendiera a convivir con sus vecinos, ya existieran proyectos turísticos conjuntos a lo largo del río San Juan generando grandes beneficios para ambos países, especialmente para las poblaciones ‘’siempre marginadas’’ que viven en ambas riveras.

La falta de la mayoría de los gobiernos nicaragüenses de ‘’saber convivir con sus vecinos’’, ya es un mal endémico para desviar la atención de los ciudadanos mientras se realizan cochinadas a lo interno, explotando el patrioterismo (pues a eso no se le puede llamar patriotismo), engañando a la población en general, situación que se ha profundizado y agravado bajo el régimen dictatorial de los Ortega-Murillo, con sutiles charadas y comedias.