“El sector en disputa con Nicaragua, declarado un sitio RAMSAR,  un humedal de interés internacional, está en uno de los bloques ofrecidos en licitación a la petrolera Mallon Oil Company…”

El elemento de distracción ya lo ha logrado dos veces: En la etapa preelectoral para poder realizar su “fraude” como hasta hace pocos días reclamaban los opositores nicaragüenses. Hizo que la población se exaltara a niveles xenófobos bajo la idea infundada por él, de que… “Costa Rica quiere apropiarse del río San Juan’’, y las multitudes llegaron a gritar por las calles “oye tiquillo, el río San Juan es millo”, pareciendo verdaderos autómatas del dictadorzuelo.

Habiendo logrado su propósito, siendo reelecto, se le vino encima una avalancha de protestas a lo interno e internacionalmente que iban perfectamente encaminadas hacia la reversión del proceso o a la caída del dictadorzuelo. Sobre esto, me llamó en extremo la atención la ausencia de represión violenta acostumbrada por el señor Ortega mediante sus “turbas divinas”.  Constantemente me preguntaba… ¿Qué se traerá entre manos?, y hoy, con el reciente ataque que ha emprendido contra Costa Rica por la construcción de una carretera (tipo trocha) en la rivera Sur del río San Juan, encontré mi respuesta, pues paralelamente las voces “contra el fraude” enmudecieron y hoy, adeptos y opositores al unísono proclaman lo que consideran “una barbarie de Costa Rica”, y hasta afirman que “Costa Rica, con malas intenciones, quiere acabar con el río San Juan en vista de que no se lo pudo robar”. ¡Válgame Dios!, que estupidez en la que incurren los pueblos cuando explotan su patriotismo convirtiéndose realmente en patrioterismo, en un fanatismo cargado de xenofobia que les impide ser “VERDADEROS PATRIOTAS” y continuar con su lucha por llevar a Nicaragua, la “verdadera democracia”.

Otra extraña reacción,  no usual en Ortega, ha sido su pasividad ante el hecho de que Costa Rica retiró su embajador de Nicaragua y hasta el día de hoy no ha sido restituido. Conociéndole, era de esperar que de inmediato él hiciera lo mismo, retirar al señor Harold Rivas Reyes, Embajador de Nicaragua en Costa Rica, sin embargo ello no ocurrió y aparentemente no ocurrirá, pues afectaría supuestamente sus intereses ideológicos de penetración en territorio costarricense, principalmente en el Valle Central, en las ciudadelas, barrios y precarios que concentran mayor cantidad de nicaragüenses como lo son: La Carpio en La Uruca, Los Guido en Desamparados, Cristo Rey en el casco central, Marco Aurelio en San Sebastián, Tejarcillos en Alajuelita, La León XIII, Pavas y otros, sin contar los radicados en otras provincias.

Casualmente, la anterior inquietud nace por información de algunas fuentes (nicaragüenses) que radican principalmente en La Carpio, Pavas y Cristo Rey, que a su vez pertenecen a organizaciones solidarias y que afirman estar penetrados por una gran cantidad de afines al orteguismo. Situación bastante extraña, pues siendo orteguistas gozarían de excelentes condiciones de trabajo en Nicaragua… entonces… ¿por qué venirse a radicar a Costa Rica y esparcidos estratégicamente? Creo firmemente que esta es una situación que debe ser investigada por la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS),  organismo que fue formado para estos fines y que se ha dedicado a estar espiando nacionales.

Deseo felicitar al Canciller Enrique Castillo y al Vicecanciller Carlos Roverssi Rojas, ambos han mantenido una posición “firme y honesta” ante los embates del dictador Ortega. Ambos se han dado su lugar no prestándose a los juegos y artilugios del dictadorzuelo nicaragüense. Ambos forman un “binomio perfecto” y categóricamente apegados al derecho internacional. Sin embargo, con lo antes expuesto, y tomando en cuenta la última agresión de Ortega ante la Corte Internacional con sede en La Haya, creo que se debe ir adelante exigiendo el respeto que esta digna nación se merece, por lo que me atrevo a sugerir que llegó el momento de declarar “non grato” al Embajador de Nicaragua. No se debe seguir tolerando la saña de Ortega en contra de esta Nación. Ojala Ortega lo hiciera por defender intereses reales de Nicaragua y su pueblo, y no por sus ambiciones personales, escudándose en una ideología que hace muchos años dejó en el abandono para convertirse en “un dictador más”  de los que históricamente han mancillado a ese “Honorable Pueblo Hermano”.

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