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Costa Rica: Pancha Carrasco, ''Benemérita'' hoy día de la Mujer - TicoVisión | ||||
Publicado en 08/03/12 a 08:41:26 GMT-06:00 Por Administrador | ||||
Francisca (Pancha) Carrasco (1826-1890). Acompañó al ejército costarricense en la campaña contra los filibusteros. Condecorada por el gobierno por su importante participación. 08 de Marzo del 2012 | TicoVisión | Redacción - | Historia | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento Pancha Carrasco, ''Benemérita'' hoy día de la Mujer Por el Lic. Julian Frech Ayub / Redacción En un rincón de la Asamblea Legislativa fue encontrado oculto (según palabras de don Juan Carlos Mendoza, Presidente Legislativo), un cuadro de Doña Francisca (Pancha) Carrasco Jiménez. Este cuadro será colocado y develado hoy a las 6 p.m., en el “Salón de Próceres y Libertadores” en el Castillo Azul de dicha Asamblea. Celebrando el “Día Internacional de la Mujer”, el Directorio Legislativo le rendirá homenaje a doña “Pancha” y se le declarará “Benemérita de la Patria, Heroína Nacional y Defensora de las Libertades Patrias”. El cuadro será develado por el Presidente Legislativo, Juan Carlos Mendoza García. ¿Quién fue Doña Pancha Carrasco? Doña Francisca (Pancha) nació el 8 de abril de 1816 en Taras de Cartago, a orillas del río Reventazón, en el seno de una familia acomodada. La vida personal de Pancha Carrasco fue difícil y dura; sin embargo, enfrentó estas situaciones con actitud valiente, decidida y dispuesta, alcanzando un lugar fundamental en la historia de la defensa de la libertad y la soberanía patria. La primera noticia de su participación en la política costarricense data del 29 de mayo de 1842, fecha en la cual Costa Rica vivía una época de inestabilidad política durante la presencia del general Francisco Morazán, caudillo cuyas fuerzas estaban formadas por centroamericanos quienes deseaban la unión del istmo. Frente al poder de Morazán, montada a caballo y en compañía de varias mujeres, Carrasco instigó al pueblo para que les presentaran batalla. El incidente llegó a ser apenas un alboroto, más en esa oportunidad ella demostró una gran valentía al oponérseles. Durante la década de 1850 Costa Rica y los demás países centroamericanos enfrentaron una nueva crisis política ante la invasión del estadounidense William Walker a Nicaragua y ante su idea de tomar el resto del istmo. En 1856 Juan Rafael Mora Porras, presidente de Costa Rica, lanzó una proclama llamando al pueblo a movilizarse y manifestar su patriotismo empuñando las armas para expulsar al invasor Walker. Pancha Carrasco fue llevada a Nicaragua como cocinera del Presidente Mora. Estuvo en las batalla de Rivas, y quienes defendieron al Estado Mayor Costarricense cuentan que la intrépida cocinera abandonó sus cacerolas en que preparaba el almuerzo y se lanzó a la pelea llevando en su delantal municiones para los combatientes, y en su palabra fogosa y amenazante, furor para acometer a los enemigos. De acuerdo con Luís Ferrero, “ese 11 de abril de 1856, Doña Pancha, arma en puño, valerosa como digna representante de su patria y el ejército liberador, dirigió su acción contra un núcleo de invasores. El “cañoncito” de los filibusteros fue el objetivo. Preparó su fusil, apuntó, disparó, y el jefe del cañoncito cayó fulminado. “Doña Pancha fue llevada en triunfo, en medio de vítores se festejó la victoria. Aquella mujer había abandonado su hogar para ir a defender a la patria y lo hizo con denuedo. La hazaña no consta en documentos de la época, pero ha sido confirmada por veteranos sobrevivientes al 1890”. Doña Pancha tampoco temió al cólera morbus, flagelo tremendo que azotó el país después de la guerra. Asistió con mano fraternal, a los apestados. El fervor patriótico de Doña Pancha no se amainó; estaba con el ejército costarricense para la toma de los vapores del río San Juan, en las postrimerías del año de 1856”. En otras investigaciones se afirma que, además de Pancha Carrasco, en la Campaña Nacional participaron otras mujeres, entre ellas Bernabela Chavarría, Mercedes Mayorga, María de Jesús Luna, Rita Gutiérrez y Bernarda Durán. Ellas, además de cocinar, “prestaban servicios de lavado de ropa, costura y otras labores. Igualmente, desde 1853 el gobierno “nombró una comisión compuesta de las señoras doña Inés Aguilar de Mora, doña Ignacia Sáenz de Gallegos, doña Jerónima Fernández de Montealegre y doña Dolores Gutiérrez de Mora para recolectar cuanto auxilio se dignen dar los vecinos de la capital para alistar cien lechos para los heridos”. Al calor del sesquicentenario de la Campaña Nacional se ha afirmado, con razón, que “los actos de heroísmo y sacrificio no tuvieron por único escenario los campos de batalla”. Un destacado profesional del periodismo cultural sintetiza ese hecho con las siguientes palabras: “Las mujeres sostuvieron la economía del país; atendieron fincas y haciendas: marcharon junto a los soldados; recogieron y lloraron a sus seres queridos muertos en el frenesí de la guerra;: sostuvieron y criaron a los pequeños; enfrentaron los estragos de una economía colapsada y atendieron a sus familias ante los embates de la peste del cólera. Su sacrificio cotidiano permitió la supervivencia del país” Doña Pancha, en 1857, a sus 41 años, se casó por tercera vez, con el sargento Gil Zúñiga. Después, vivió todo el terrible drama de la epidemia del cólera. Retornó a pie a Costa Rica al lado del general José María Cañas, atendiendo en el camino a los enfermos, consolando a los desahuciados y enterrando a los muertos. Cuando en las últimas semanas de 1856 el gobierno costarricense consideró necesario recobrar los puestos militares de la Vía del Tránsito, en manos aún de las tropas invasoras, Pancha acompañó nuevamente a los soldados. Marchó por entre selvas, pantanos y ciénagas hasta el río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua. Las tropas costarricenses fueron ganando terreno en la zona, hasta que William Walker se rindió. Cuando retornó la tranquilidad, el presidente Mora Porras organizó un reconocimiento público para los oficiales del ejército, a quienes condecoró. Francisca Carrasco, que se había destacado como una patriota valerosa, también recibió ese honor. Después de su participación se retiró a vivir en su casa de la Puebla en la ciudad de San José, donde murió el 31 de diciembre de 1890. Tras la muerte de Francisca Carrasco se decretó duelo nacional y se le rindieron honores militares correspondientes al grado de General de División. En 1994 la Asamblea Legislativa la declaró Defensora de las Libertades Patrias. Notas: Extractos de: 1- "La guerra contra los filibusteros y la nacionalidad costarricense" de don Juan Rafael Quesada C. 2- Guías Costa Rica |
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