Personalidades como Nery Brenes, Hanna Gabriels, Dr. Franklin Chang Díaz, solo para nombrar a algunos de la lista de tantas personalidades costarricenses que han logrado sobresalir, cada una en su campo y en su tiempo, son un ejemplo a seguir, ejemplo de lo que debería ser cada cual, ejemplo muy nuestro de lo de que debería ser lo normal en una sociedad que desea surgir, que desea marcar diferencia. Si es que en verdad ésta sociedad así lo desea.

Todos ellos son muy costarricenses, pero marcan diferencia porque no viven sentados diciendo qué van a hacer y no lo hacen, no viven pensando en qué hacer para llevar una vida ligera, no pasan sus días en discusiones estériles y absurdas.

Marcan diferencia porque no son mediocres, ni chabacanos, ni vagos. Marcan diferencia porque no son conformistas, ni perezosos. Marcan diferencia porque no viven en la inacción e inoperancia. Marcan diferencia porque se comprometen, porque tienen entereza, integridad, seguridad, voluntad, porque tienen la capacidad de que si tienen un mal día, al otro se levantan para salir a ganar.

No se han quedado estancados en algún pasado trágico, no se han quedado estancados en ese mal día. No. No se han quedado ni choteando, ni charlataneando. No representan la falta de deseos de hacer las cosas bien. No tienen la costumbre de ser impuntuales, no viven con la llamada “hora tica”. No tienen esas características. No.

Pero lo que sí tienen es perseverancia, constancia. No pierden de vista sus objetivos, sus metas y luchan por ellos a pesar de los obstáculos, que por cierto, no son pocos ni fáciles.

Quienes hemos tenido algún tipo de contacto con alguno de ellos, sabemos que son unas personas humildes, accesibles, a pesar de sus logros. Son personas normales, y como tales, tendrán miles de defectos al igual que cualquiera de nosotros, pero no anteponen excusas para dejar de hacer, no ponen excusas ni justificaciones cuando las cosas no salen tan