pensar en maltratar al pueblo con nuevos impuestos que no tienen asidero sin conocer primero, a cuánto asciende realmente la evasión en este País.

Evitar la evasión no es nada difícil y luego explicaremos algunos puntos al respecto. La dificultad que se ha mantenido por décadas se debe a la corrupción de quienes se encargan de la recaudación de los impuestos, que aún teniendo conocimiento académico sobre cómo frenar este robo al estado, no lo han ejecutado por conveniencia propia y por amiguismos con muchos propietarios de grandes empresas (muchas que hacen grandes aportes con esas intenciones a las campañas políticas), que cada vez acumulan más sus millones y encuentran como vía fácil para remendar ese faltante que ellos despilfarran o guardan en sus cuentas, el aplicar nuevos impuestos a los ciudadanos de menores ingresos.

Se debe intervenir de manera urgente la “Tributación Directa” con auditores externos (ojala traídos del extranjero y con prestigio internacional), ajenos 100% a la política nacional. Estos deberán analizar las deficiencias en el cobro, la capacidad y preparación del personal, así como la integridad moral y ética de los mismos.

Los auditores deberán también extraer la listas de morosos y defraudadores conjuntamente con los montos adeudados e intereses acumulados para luego exponerlos públicamente, mientras paralelamente se ejecutan embargos y /o acusaciones penales para aquellos que no afronten sus obligaciones de manera inmediata, o se comprometan legalmente y por escrito a algún arreglo de pago por períodos no mayores a los seis meses. Si no existiera base legal para tal procedimiento,  se deberá someter la modificación necesaria a nuestros códigos a la Asamblea Legislativa mediante decreto presidencial, mismo que deberá ser priorizado y de emergencia por la Asamblea Legislativa.

Se deberá despedir de inmediato al personal que a juicio de los auditores no tengan la capacidad para el cargo, y así mismo se deberá contratar nuevo personal debidamente calificado. Las auditorias deberán quedar establecidas para ejecutarse a futuro como parte de la mecánica fundamental que garantice el buen funcionamiento de la Tributación Directa. Los plazos para dichas auditorias deberán ser establecidos como parte del reglamento interno de la institución y en períodos previamente analizados y estudiados por profesionales altamente calificados para ello.

Para sanear y garantizar la eficiencia en el cobro de los impuestos a futuro, se deberá emitir una especie de cédula que toda persona física o jurídica deberá portar siempre al realizar cualquier transacción legal, bancaria etc. Este documento se deberá llamar “Registro Único de Contribuyente” (RUC), cuya numeración será única al igual que la cédula de identidad, y se registrará en una base de datos única con toda la información pertinente del contribuyente y el no contribuyente. Esta base de datos deberá estar alimentada diariamente y deberá ser consultada públicamente por todas las entidades públicas y /o privadas al momento de realizar cualquier tipo de transacción, misma que se podrá ejecutar únicamente si el contribuyente se encuentra al día con el pago de sus impuestos. En caso contrario, si se realiza una transacción con alguien que adeuda los pagos de sus impuestos, tanto la entidad como el deudor serán acusados penalmente.

La Tributación Directa deberá contar con un cuerpo de auditores que, en primera instancia auditarán a todas aquellas personas físicas, jurídicas, entidades etc., de las cuales se tenga alguna sospecha. Luego, se deberán realizar auditorias por “sorteo” de acuerdo al número RUC. Estas auditorias por sorteo son muy eficientes, han dado excelentes resultados en otros países. Mantienen a los contribuyentes al pendiente de estar al día en sus declaraciones y pagos pues no saben en qué momento les caerá el cuerpo de auditores.

Este editorial no pretende ser un proyecto completo ni mucho menos. Solamente es la base fundamental de un procedimiento que de acuerdo a experiencias estudiadas en otros países han dado excelentes resultados. Serán los economistas y eruditos en la materia quienes deberán implementarlo a la mayor brevedad posible.

Después de haber reestructurado y saneado la Tributación Directa, entonces sí, señora Presidente, doña Laura Chinchilla, analice la situación fiscal y proponga un plan adecuado a la realidad nacional y pase a la historia no solo como la “primer mujer presidente de la República”, sino como la primer presidente que revolucionó el estado hacia un ¡estado ordenado, justo y eficiente!

Lic. Julian Frech Ayub
Redactor y Director