Ciudad del Vaticano. - "Los desvíos humanos", los errores, pero también la crisis económica "agravada por la precariedad del trabajo" ponen hoy en dura prueba a la familia, su unidad, su integridad.

Con estas palabras Benedicto XVI cerró el tradicional Via Crucis en el Coliseo, este año todo focalizado en el tema de la familia. Pero antes del Via Crucis, se celebró, con la presencia del Papa, la misa por el Viernes Santo y en la homilía el predicador de la casa pontificia, padre Raniero Cantalamessa, tocó otro tema, el de los crímenes y del sufrimiento que se debe pasar para llegar a la verdad: "cuántos delitos atroces quedan, en estos últimos tiempos, sin culpables, cuántos casos irresueltos". Luego un llamado: "no se lleven con ustedes a la tumba vuestro secreto".

Palabras fuertes que hacen pensar en los tantos hechos acaecidos hoy y en el ayer. Palabras que pronunciadas en la basílica vaticana traen a la mente y también al misterio de Emanuela Orlandi, la muchacha, ciudadana vaticana, desaparecida y nunca hallada, cuyo caso tuvo primer plano en estos días. Sus familiares, muy unidos, nunca se dieron por vencidos.

Y la familia fue el tema central del Via Crucis de este año. A llevar la cruz a través de las 14 estaciones familias italianas, irlandesas, de Burkina Faso y de Perú. A escribir las meditaciones una pareja de ancianos cónyuges, casados hace 60 años, Danilo e Anna Maria Zanzucchi, 91 años él y 82 ella. Un núcleo familiar de otros tiempos el suyo, con cinco hijos y 12 nietos. Anna y Danilo forman parte de los Focolares, en cuyo seno fundaron el movimiento "Familias Nuevas".

En los textos que compusieron hicieron hincapié en los tantos obstáculos y las tantas pruebas que se hallan en la vida conyugal: la traición que rompe el pacto de